domingo, 11 de mayo de 2008

Manos a la mesa, o etiqueta con cubiertos

Al parecer, las herramientas para alimentarnos, fueron las primeras en desarrollarse en nuestro proceso de transformación de homínidos, el papel de los utensilios fue esencial en la transformación del ser humano como especie y como ente social. Quizá sin aquel periodo de carencia de alimentos vegetales, que obligo al homo aergareus a dejar su alimentación meramente frutariana y vegetariana, hubiese sido imposible el desarrollo de la técnica y construcción de armas rudimentarias como cuchillos y lanzas.
Siguiendo este razonamiento podemos inferir que el descubrimiento de estas herramientas inicialmente vinculadas con la caza produjeron una nueva socialización de la materia y una nueva estructuración del poder. Así por ejemplo se pudo haber dado la primera distribución del trabajo, organizada mediante las cualidades físicas de cada sexo, las mujeres en este caso, fueron asignadas a las labores del hogar debido a que acciones como esta requerían de cualidades físicas propias de los hombres, hacía falta más masa muscular para enfrentarse a las criaturas de la época y por otro lado las probabilidades de vida disminuyeron al consumir animales .
Al pasar del tiempo, el ser humano aprenderá a cocinar los alimentos y a conservarlos, el descubrimiento de la agricultura y la domesticación de animales será el siguiente proceso que vivirá la humanidad, y de esta manera las primeras relaciones humanas de producción se escribirán en la historia.

Reconozcamos ahora que la historia no es lineal y que dichas ideas anteriormente planteadas tuvieron diferentes expresiones de acuerdo a las condiciones físicas en que se desarrollaron los diversos grupos humanos, podemos en la actualidad hacer una revisión de este proceso mediante el acumulado de conocimientos de una sociedad, llamada cultura. En este punto es de notar que la cultura occidental desarrollo todo un arte alrededor de la llamada etiqueta en la alimentación, un arsenal de herramientas con el propósito de cortar, picar, y digerir cárnicos, en oposición a culturas que sostenían su alimentación mediante productos de origen vegetal, como el caso de la cultura andina y maya donde el maíz es considerada una planta sagrada e iniciadora de vida , donde la ingesta de alimentos es dado y continua dándose con utensilios como platos de barro y principalmente traídos a la boca a través de la mano. La especia al alimentarse, que es una búsqueda permanente de la sociedad occidental desaparece en culturas que son más cercanas a la tierra y que no la consideran como un elemento perjudicial.

Definitivamente, la instrumentación de los alimentos se dio en nuestro continente junto con la llegada de los Europeos, se impuso una estética del comer, y para generar distancias y distinciones sociales se aumentaron herramientas de todo material, y de toda forma, este es el caso de la creación de vajilla de plata para la élite y del plato de barro para el pueblo. La historia de la explotación humana por ejemplo en las minas de Potosí, se escribió mediante el consumo y el lujo, mediante las formas de hacer lo cotidiano.

Continuando con la instrumentación de los alimentos, es importante evidenciar la forma en que la estética citada unos párrafos más arriba prevalece en la actualidad, en algún sentido y ha cambiado en otro. Es de notar que el consumo a través de un instrumental complejo de alimentos sigue relacionado con una dimensión del poder, pero que a la ves una nueva lógica, la del comercio expresada en las cadenas alimenticias de comida rápida han impuesta una nueva forma de relacionarnos instrumentalmente con los alimentos.

Esta forma esta comprendida por la utilización de herramientas desechables, nuestra comida nos llega envuelta y empaquetada, precocida y conservada, insistiendo más en la brecha entre seres humanos y naturaleza, imponiéndonos una lógica del distanciamiento con el mundo real, dejamos a un lado ya la aceptación de períodos a través de la conservación de alimentos y junto con esto beneficiamos el consumo de unos elementos y dejamos atrás a otros.

domingo, 4 de mayo de 2008

El mandato minero y sus detractores

El Viernes 18 del mes de abril, la Asamblea Constituyente, luego de varias conversaciones con la presidencia y el ministerio de Energía y Minas, aprobó un polémico mandato que revertió a 3100 concesiones mineras, lo que significa un 80% del total de las concesiones que operan en el país.
Esta medida se ejecutó con la finalidad de generar un nuevo marco legal que regule la explotación minera, puesto que el anterior, modificado a través de las leyes Trole I y II, abría las puertas a una explotación totalmente irresponsable con la sociedad y con la naturaleza. Debido a esto, la Asamblea resolvió la caducidad de todas las concesiones mineras en las que no se hubieran hecho inversiones, no contaran con estudios ambientales, o hayan sido entregadas a ex funcionarios públicos de área o a sus familiares.
La finalidad de este mandato según Norman Wray, asambleísta nacional, es organizar el caos en torno a la explotación minera y dar paso a una nueva minera responsable con la sociedad, con el gobierno y por sobre todo ambientalista.
El debate que se ha dado alrededor de este mandato, es precisamente su calidad de ambientalista, opositores a la minería a gran escala en el país, como el colectivo Acción Ecológica, consideran que alrededor del mundo no existe ningún caso de minería sustentable o ambientalmente responsable, así lo declara Gloria Chicaiza, accionista de este colectivo, al decir que la preocupación por lo sostenible por parte del sector minero, nació en el año 2002 en la Conferencia de Iniciativa Global en Toronto, donde se determinó que: “una minería responsable es aquella cuyos parámetros se centran alrededor del auspicio a actividades de sustentación”, más no en la disminución de la contaminación y residuos que provocan esta actividad.
Hay que agregar que entre los opositores se encuentran diversos sectores sociales como la Coordinadora Nacional por la Defensa de la Soberanía y la Vida, donde se articular múltiples actores sociales afectados por la minería a gran escala. Lina Solano, miembro del directorio de este colectivo, sostiene que a pesar de que el mandato minero significó un cese a la minería, no se debe pensar que la finalidad de este gobierno es la construcción de políticas ecológicas puesto que, claramente se ha dicho que el mandato busca la organización y la disminución de la actividad y de ninguna manera precautelar o impedir la explotación minera.
Es evidente el posicionamiento de Rafael Correa sobre este tema, cuando días atrás, el Sábado 27, a través de su espacio radial, declaró que será enérgico con los ecologistas, a quienes tacho de extremistas, y que hará que caiga el peso de la ley sobre quienes se opongan a lo que considera como desarrollo.
El escenario en que se desarrolla este mandato es esencialmente polémico, puesto que hasta dentro de Alianza País, existen diferentes visiones sobre la conservación y el desarrolló, lo que provocará en última instancia la definición de sus políticas y de su línea de pensamiento. Es verdaderamente este un gobierno ciudadano de izquierda o disfraza sus intensiones extractivitas a través del discurso social. Cabe preguntarse, entonces, si las decisiones importantes son de todos.