miércoles, 23 de enero de 2008

sábado, 12 de enero de 2008

martes, 1 de enero de 2008

Manifiesto animalista.


Un animalista, es un individuo que sintiéndose parte del conjunto animales, reconoce que el ser humano es un animal muy distinto a los otros, un ser que tiene la facultad de razonar, es decir utilizar de una manera compleja un sistema lingüístico de comunicación para explicarse el mundo y buscar ajustarse a él, y que precisamente por este motivo, durante los últimos quinientos años y más aún desde la tercera revolución industrial, ha alterado el mundo a su usanza desconociendo que esta alteración le afecta a sí mismo.

El origen de este desconocimiento es consecuencia de la separación radical que la economía y la política dominante han expresado y practicado durante los últimos tiempos.

El sistema actual de pensamiento necesario para ejercer el mercadeo y el consumismo, ha insistido en volver a los seres humanos egoístas e ignorante sobre su posición en el mundo, este hecho pues es considerado por los animalistas como el mayor reto social que enfrentan los animales humanos y no humanos, y la naturaleza toda.

A esta forma aberrante de pensar que ha sido impuesta en la sociedad contemporánea, Peter Singer la denomina especismo, ósea la consideración de superioridad de la especie humana sobre las otras especies. Forma de pensar que le permite justificar verdaderos genocidios animales, por ejemplo el año pasado la cifra de pollos asesinados por la multinacional KFC, fue de un billón; le permite justificar actos crueles como la utilización de pieles animales teniendo la capacidad tecnológica de crear fibras sintéticas o de considerarlos objetos de diversión, como en las corridas de toros, o de investigación, y utilizarlos como elementos decorativos, es el caso de los animales domésticos que son arrojados a las calles, días después de navidad.

El animalista por lo tanto tiene la responsabilidad de difundir e investigar sobre este temática de manera regional, combatir al especismo y proponer nuevas formas de economía y convivencia, haciendo pues uso de la experiencia humana escrita en la historia para mostrar a quienes aceptan el caos y el suicidio humano, que existieron formas racionales de convivir con la naturaleza.

Un animalista tiene como principio la convivencia, por lo tanto se reconoce con el pensamiento social denominado de izquierda, cree en la justicia social y en la revolución humana.

Comprometido como se encuentra con los animales humanos y no humanos, es incapaz de usar sus pieles o de ingerirlos, pues demuestra en cada momento a la sociedad a la que sirve, que es posible vivir sin ejercer violencia sobre los otros.
Por un mundo para todos. ¡Animalistas pensemos y practiquemos la nueva revolución!


Jonathan Melo

Bush y sus felices deseos




Los deseos de Bush, en rebelión

BUDA Y EL ABUELO*

A PROPÓSITO DEL NUEVO AÑO


No todos los horóscopos están basados en el dibujo de las formas de las estrellas y de las constelaciones, -dijo el abuelo- cuando casi daban las doce; algunos, fueron creados en base a las cualidades y virtudes de flores, árboles y animales...

Los animales siempre han sido considerados para todos los pueblos, como símbolos de las virtudes y defectos que ellos poseen o que el hombre asume, que ellos poseen.

Entonces nos invitó a escuchar una última historia:

Cuenta la leyenda que Sidharta Gautama Buda "el iluminado", cuando sintió que debía abandonar el mundo para morar en el espacio infinito, quiso dejar un último contacto entre el hombre y su esencial naturaleza

Entonces pensó que el fluir del tiempo podría representarse en ciclos de años simbolizados por alguno de los animales a los que él tanto amaba...Mas, habiéndolos convocado a todos los animales del bosque con su pensamiento, al cabo de unas horas, no vio sino arribar a doce...


Primero llegó la rata: animal rápido, sensato, sutil y lógico, quien viajó hasta el iluminado sin dejar distraerse, llegando primera

Luego llegó el búfalo, tan fuerte y capaz de desear algo poderosamente hasta obtenerlo y con paso sostenido llegó a la cita...

El tigre, hermoso y regio con su pelaje rayado y el gesto gatuno, concluyó asuntos serios, e inició su pasitrote hacia el maestro, confundiendo su pelaje con las ramas del bosque

La liebre: criatura sabia y virtuosa, pero a la que le gustaba perder el tiempo y juguetear aquí y allá sobre el pelaje tierno de la hierba, pudo eludir a la multitud y correr, hasta arribar en cuarto lugar

El quinto fue el dragón, de escamas multicolores y de buena suerte, quien marchó altivo, arrojando llamas para impresionar a sus adversarios

Luego llegó la serpiente: sabia, misteriosa y seductora...

Después, el caballo, con la crin en alto, agitado y trémulo de inquietud…

Tras él, la oveja, débil y perdida en medio de aquella inesperada asamblea.

El mono hizo algunas bromas y acrobacias, antes de llegar más pronto que el gallo, con su penacho de colores, pleno de orgullo

A continuación el perro: siempre solidario y leal, mas un tanto sombrío, preguntándose siempre por la vida y por la muerte...



Por último el cerdo, quien por adorar a su familia, le costó mucho trabajo resignarse a dejar a su hembra y a sus cerditos...

Doce llegaron donde el iluminado, los otros quedaron agotados en el camino o simplemente, nunca emprendieron el sendero...

Entonces Buda agradeció a los animales por haber acudido a su cita y estableció para la posteridad, un animal símbolo que regiría en el calendario, señalando que cada ser que naciera en aquel año, tendría las cualidades de cada cual.

Por eso


Ai, posee la inteligencia de la rata
Papá, la fuerza del búfalo
Diego, el coraje del tigre
Magui, la ligereza de la liebre
Mamá, el ímpetu del dragón

¿Y tío Alejo? -dijo Ai
la pasión del caballo -respondió el abuelo

¿Y a su abuela, que ya no está con nosotros?
-la ternura de la oveja


¿Y a su tía Augusta? - la imaginación del mono

Y a gandhy el orgullo del gallo, -dijo Diego- con aires de astrólogo chino...

No, la fidelidad del perro, -dije yo-

Y a ti abuelito - preguntamos todos -

El afecto del cerdo, -dijo él- haciendo como que se arreglaba sus húmedos anteojos...


No, la sabiduría de la serpiente

-dijo mamá.

*Fragmentos del libro del mismo nombre
de Diego Velasco Andrade,
K-Oz juvenil 2005